Opinión

Quién o quiénes atizan los conflictos entre países en Nuestra América

Nuestra América fue la mejor forma que encontró el prócer cubano José Martí para definir el conjunto de la llamada América Latina y los archipiélagos del Caribe, separándola de la América anglosajona de Norte América, de la cual Martí se expresó diciendo “Viví en el monstruo y lo conozco desde sus entrañas”.

Abya Yala, que significa Tierra Madura, Tierra Viva o Tierra en Florecimiento, fue el término utilizado por los Kuna, pueblo originario que habita en Colombia y Panamá, para designar al territorio comprendido por el Continente Americano. Antes de la llegada de los europeos ellos tenían sus diferencias pero nada comparables con  las que surgieron después de la conquista, la colonia y hasta el presente.

América Latina y el Caribe, territorio de paz

Dos son  los hitos que nos dieron esta definición:

El Tratado de Tlatelolco

En 1967, México promovió la firma del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, también conocido como el Tratado de Tlatelolco. El Tratado de Tlatelolco permitió que nuestra región se convirtiera en la primera zona libre de armas nucleares en una región densamente poblada.

Los países signatarios fueron: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago, San Cristóbal y Nieves, …

La CELAC declara a América Latina  el Caribe como zona de paz.

Los líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), reunidos en La Habana, firmaron una resolución que  declaró la región como «zona de paz», con lo que se comprometen a resolver sus respectivas controversias sin el uso de las armas.

En la segunda y última jornada de la cumbre de la Celac, el miércoles, el presidente cubano, Raúl Castro, fue el encargado de hacer la lectura del texto de la declaración, la cual sostiene que la región se compromete a resolver de manera pacífica las controversias para «desterrar para siempre» el uso de la fuerza en la región y a cumplir su «obligación» de «no intervenir directa o indirectamente en los asuntos internos» de otros estados.

De igual forma, según la declaración, los países de América Latina y el Caribe acordaron «respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones».

Los 33 países reunidos en La Habana se comprometieron a «guiarse» por esta declaración en su comportamiento internacional e instaron a la comunidad internacional a «respetar plenamente» el contenido del texto.

Quiénes amenazan la paz en Nuestra América?

Las diferencias y conflictos que amenazan la paz, son esencialmente herencia de la época colonial.

Los últimos focos guerrilleros que se localizan en Colombia, el presidente Gustavo Petro se esmera en terminarlos mediante su política de PAZ TOTAL.

Resabios coloniales como las islas Malvinas y Puerto Rico no amenazan con derivar en enfrentamientos bélicos. Otros focos de tensión como las diferencias limítrofes entre Costa Rica VS Nicaragua y Nicaragua VS Colombia, han sido resueltos en el marco de la Corte Internacional de Justicia de la ONU. La demanda boliviana por salida al mar sigue latente pero esperanzados en una solución pacífica.

El conflicto que ha venido a tensar la situación es el diferendo que lleva más de un siglo entre Venezuela, Reino Unido y Guyana por el territorio de 160000 kilómetros cuadrados de la Guayana esequiba.

Es la situación que más amenaza terminar en una guerra, por los intereses que están en juego, tanto geopolíticos como por los recursos naturales en disputa.

Los países que forman parte del CARICOM se han decantado por apoyar a Guyana en sus pretensiones territoriales, igualmente Reino Unido y por supuesto Estados Unidos, que tiene ahí metido en los territorios de la controversia a la gigantesca Exxon Mobil. El Comando Sur de Estados Unidos amenaza con poner bases militares a solicitud de Guyana.

Por supuesto Venezuela no se muestra dispuesto a ceder en su reclamación centenaria, desconoce la jurisdicción de la CIJ y ha realizado un referéndum donde establece una política de Estado,vinculante para la nación, independientemente de partidos políticos, donde en el punto quinto aprobado, están dispuestos a proclamar el Estado 24 de Venezuela, el Estado venezolano del Esequibo, independientemente de cual sea la resolución de la Corte Internacional. Venezuela tiene fundadas razones para no aceptar la jurisdicción de la CIJ, cuando es la  Exxon quien ha pagado los abogados que llevan la demanda de Guyana ante la Corte.

La OEA debería jugar algún papel para evitar que la sangre llegue al río, pero todos sabemos que este no es más que un apéndice o ente subordinado a la política internacional del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

En su lugar debería hacerlo la CELAC, sin embargo desde que asumió la presidencia pro témpore el presidente de una de las pequeñas islas del Caribe, después de México, su papel ha sido desteñido.

Que este diferendo, que está llegando a conflicto, no explote en guerra es responsabilidad de todos los gobiernos y pueblos de nuestro continente, sabedores de los poderosos intereses políticos, económicos y militares que ahí se mueven, los cuales promueven los enfrentamientos entre pueblos hermanos en su beneficio. Todos sabemos quienes son, la historia no miente, no es necesario nombrarlos.

(*) Juan Félix Montero Aguilar es profesor pensionado.

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