Internacional

«Me vendieron, mamá»: las jóvenes traficadas como esposas en China

(Infobae, Argentina, 21/08/2019)

MONGYAI, Birmania — No sabía dónde estaba ni hablaba el idioma. Tenía 16 años.

El hombre le dijo que era su esposo —por lo menos, eso entendió ella gracias a una aplicación de traducción— y se le acercó. Nyo, una chica originaria de una aldea montañosa en el estado Shan de Birmania, aún no sabía cómo alguien se embarazaba. Pero quedó encinta.

La bebé, a sus nueve días de nacida, lucía indiscutiblemente china. «Como su padre», comentó Nyo. «Tiene los mismos labios».

«China», agregó, como si se tratara de una maldición.

La política de hijo único de China ha sido elogiada por sus líderes como un logro que evitó que la población del país se convirtiera en una pesadilla maltusiana. Sin embargo, a lo largo de los treinta años de la política, China se quedó sin millones de niñas, ya que las familias realizaron abortos selectivos y usaron otros métodos para que su único hijo fuera varón.

Muchos de esos niños que ahora son hombres reciben el nombre de ramas vacías, en referencia a que una escasez de esposas podría significar la muerte de sus árboles genealógicos. En el punto crítico del desequilibrio demográfico chino, en 2004, nacieron 121 niños por cada 100 niñas, según cifras del gobierno.

En reacción, los hombres chinos han comenzado a importar esposas de países cercanos, a veces a la fuerza.

«El tráfico de esposas es muy común en el estado de Shan», dijo Zaw Min Tun, integrante del equipo especial de la policía regional birmana contra la trata de personas en Lashio. «Pero solo una pequeña parte de la población está verdaderamente consciente de que existe ese tráfico de personas».

Un estudio de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins y de la Asociación de Mujeres Kachin de Tailandia calculó que alrededor de 21.000 mujeres y niñas del norte de Birmania fueron obligadas a casarse en tan solo una provincia de China de 2013 a 2017.

Ninguna de las chicas recuerda haber cruzado la frontera, pero de pronto estaban en China. Las chicas fueron separadas y llevadas con un supuesto esposo, aunque nunca se llenó ningún documento de matrimonio, según lo que saben. Phyu cree que terminó en Pekín. El hombre que la había llevado ahí era Yuan Feng, de 21 años.

Yuan trataba de comunicarse al usar su celular como un dispositivo de traducción, pero Phyu se rehusaba a hablar. Estaba encerrada en una habitación con una televisión. Por las tardes, él llegaba, la inyectaba algo en el brazo y después la obligaba a tener sexo, dijo Phyu.

Con el tiempo, Phyu dijo que fingió ser feliz y él dejó de inyectarla.

Aprendió la contraseña del celular de su esposo y, una noche que él estaba borracho, Phyu llamó a su madre a través de una aplicación de redes sociales.

«Estaba contenta de verla, pero no parecía ella misma», dijo Aye Oo, su madre. «Me dijo: ‘Me vendieron, mamá'».

Nyo no estaba segura de a qué parte de China la habían llevado, pero estaba decidida a encontrar una manera de escapar. Al principio, su esposo, Gao Ji, también la encerró en una habitación sin internet. La golpeaba, aseguró Nyo.

Sin embargo, conforme pasaban los días, comenzó a confiar en ella y le permitió usar redes sociales, incluyendo WeChat, la principal plataforma en China.

Con su móvil, Nyo filmó en secreto lo que pudo para saber dónde estaba: un recorrido en la parte trasera de la moto de Gao, la placa del auto de la familia, la entrada de su casa de dos pisos. Activó el geoetiquetado para cada fotografía y cada video.

El lugar era el condado de Xiangcheng en la provincia de Henan. Ubicada en las llanuras centrales de China.

En realidad, son los hombres chinos más pobres quienes suelen comprar como esposas a mujeres traficadas. Aun así, deben pagar mucho dinero. Nyo fue vendida por 26.000 dólares, dijo Myo Zaw Win, el policía en Shan que siguió su caso.

A través de una mujer de Shan que ha ayudado a rescatar chicas vendidas como esclavas sexuales en China, Myo Zaw Win comenzó a escribirse con Nyo en la cuenta de WeChat de Gao, fingiendo ser su hermano.

Dos meses después de que las chicas llegaron a Xiangcheng, la policía china tocó a la puerta de los esposos.

Yuan y Gao, los esposos de las chicas, fueron detenidos por lo menos durante treinta días, como lo establece la ley, dijo Niu Tianhui, vocero del Departamento de Policía de Xiangcheng; añadió que no sabía si pasaron más tiempo detenidos.

San Kyi, la vecina que según las chicas las secuestró, ahora está en la cárcel en Lashio. Hnin Wai, la otra mujer que se cree que es una traficante local, se fugó.

«El tráfico de esposas es la consecuencia de la guerra civil», dijo Lauh Khaw Swang, quien coordina los proyectos de Género y Desarrollo de la Fundación Htoi en el estado de Kachin, al lado de Shan, un estado que también sufre conflictos armados.

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