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López Obrador rechaza la reelección en México al celebrar cuatro años de su sexenio

 El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reafirmó que rechaza la reelección en México, al final de una marcha de decenas de miles de personas que encabezó este domingo para conmemorar cuatro años de su sexenio.

«¡No a la reelección, somos maderistas!: sufragio efectivo, democracia efectiva, no reelección», exclamó el jefe del Ejecutivo federal.

López Obrador recordó así su apego a la consigna que lanzó en 1910, contra una dictadura de 30 años, el revolucionario Francisco I. Madero, quien llegó a la presidencia en 1911 y fue fusilado en un golpe militar en 1913.

«Amor con amor se paga», proclamó el mandatario al agradecer a los manifestantes que llegaron de todo el país, encabezados por los gobernantes de los estados y municipios gobernados por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y partidos aliados.

El líder de la izquierda nacionalista planteó dos reflexiones al comenzar su discurso. La primera que «la participaron en la marcha son jóvenes, hay relevo generacional».

En segundo lugar, López Obrador recordó en su manifiesto que la celebración es un homenaje «a los que fueron precursores».

«Van a seguir estando con nosotros», recalcó el mandatario que llegó a la presidencia en su tercer intento en casi dos décadas, y agregó que esas personas fallecidas «son mujeres y hombres que cierran los ojos pero se quedan velando y deben estar muy felices».

«Les dedicamos a ellos este acto, porque comenzamos a luchar muy temprano, es decir desde hace muchos años», prosiguió el presidente.

El dirigente que fue jefe de Gobierno de la capital de 2000 a 2005, elogió a los dirigentes que comenzaron su movimiento.

«Ya no nos ha podido acompañar, pero siempre van a estar con nosotros», expresó.

El discurso fue pronunciado después de una marcha que durante seis horas recorrió cinco kilómetros, desde el Monumento a la Independencia hasta la plaza principal del Zócalo, frente al Palacio Nacional, sede del Ejecutivo y residencia presidencial.

El discurso fue una reseña de 110 acciones y logros alcanzados desde el comienzo de su administración, en diciembre de 2018.

Por un humanismo mexicano

Hacia el final de su discurso de más de hora y media, que culminó con el himno nacional, López Obrador redefinió a su movimiento como un «humanismo» surgido de la experiencia del país latinoamericano.

«Mi propuesta será llamarle humanismo mexicano», expresó el mandatario para buscar un distintivo del movimiento que lo llevó a la presidencia.

Explicó que esa definición no se funda solo por en frase atribuida al autor romano en 165 a. de C.: «soy un hombre, nada humano me es ajeno».

Dijo que ese humanismo también se inspira en las tradiciones mexicanas, en una grandeza milenaria del país y en su «excepcional historia política».

López Obrador explicó los principios políticos y sociales del humanismo que inspira a la denominada Cuarta Transformación, que compara con la Independencia de España, la reforma que separó al Estado de la Iglesia católica en el siglo XIX y a la revolución de 1910.

En lo político, señaló su rechazo al derrotismo, inspirado en una frase del cura Miguel Hidalgo, prócer independentista del siglo XIX:  «el pueblo que quiere ser libre, lo será».

El terreno de la democracia, el líder mexicano convocó a actuar como el presidente Francisco I. Madero, que en 1910 llamó a tomar las armas contra la dictadura.

El líder revolucionario sostenía que «México estaba gobernado por una tiranía que ha pretendido beneficiarse de la paz y la prosperidad nacional, que solo beneficia a una minoría».

En cuanto a los fundamentos económicos de su proyecto, López Obrador sostuvo que «el progreso sin justicia es retroceso».

Reafirmó su tesis de que no basta el crecimiento económico, sino que «es indispensable la justicia».

Propuso además desechar «la obsesión tecnocrática de medir todo en función de indicadores de crecimiento, que no reflejan las realidades sociales».

Al descartar que su proyecto no se mide por logros cuantitativos, sino cualitativos, por la distribución equitativa de riqueza.

«El fin del Estado es que la gente pueda vivir feliz de miserias y temores», expresó el presidente.

En ese modelo señaló que es fundamental combatir la corrupción y privilegios para distribuir beneficios entre las mayorías, dando prioridad a «los más pobres y humillados «

López Obrador reafirmó la consigna que lo llevó a ganar la jefatura de Gobierno capitalino en el año 2000: «por el bien de todos primero los pobres».

Finalmente, dijo que el ejercicio del poder «solo es puro y virtuoso cuando se pone al servicio de los demás, para una sociedad más justa, igualitaria y fraterna»

El gobernante mencionó también que casi todos los hogares reciben el beneficio de al menos un programa social gubernamental para el bienestar.

En su recuento detalló que, de 35 millones de familias en el país, 30 millones –es decir, el 85 por ciento– reciben de manera directa cuando menos una pequeña porción del presupuesto público.

(Sputnik)

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