Internacional

El hijo de El Chapo, tras su detención en Culiacán: “Ya paren todo, ya me entregué, no quiero más desmadre”

(ElPaís, México, 30/10/2019)

El Gobierno de México ha revelado este jueves los detalles del operativo fracasado que buscó la captura de Ovidio Guzmán López, uno de los líderes del Cartel de Sinaloa e hijo de Joaquín El Chapo Guzmán. En un ejercicio de transparencia sin precedentes en los tiempos de la guerra contra el narcotráfico, el secretario de la Defensa, el general Cresencio Sandoval, relató el minuto a minuto que llevó al Estado mexicano a encajar una dolorosa derrota propinada por una de las bandas criminales más poderosas del país. El operativo fue calificado como un “tropiezo táctico” y una “acción precipitada” por Alfonso Durazo, el secretario de Seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador. Una de las revelaciones ha sido el vídeo del momento de la captura de Guzmán -que después fue liberado- en el que se le ve hablando por teléfono pidiendo que cesen los ataques contra las fuerzas armadas: «Ya paren todo, no quiero más desmadre»

“Habría sido fácil un combate de exterminio. Habríamos ganado, pero ¿a qué costo?”, ha asegurado Durazo en la peculiar autocrítica de uno de los funcionarios más cuestionados tras el fracaso militar en Sinaloa. El general Sandoval, apoyado de mapas y vídeos tomados por soldados en medio de la refriega, detalló la reconstrucción de los hechos de ese jueves 17 de octubre. Las ruedas de la Justicia en Washington habían comenzado a moverse de tiempo atrás, desde abril de 2018, cuando el distrito de Columbia emitió la orden de captura de uno de los herederos de El Chapo por el tráfico a Estados Unidos de metanfetaminas y fentanilo, una droga que ha disparado la crisis de opiáceos en el país norteamericano. El Ejército mexicano recibió el 8 de octubre de 2019 una petición de colaboración de las autoridades mexicanas para capturar al delincuente, de alta peligrosidad.

El operativo del día 17 de octubre comenzó a tomar forma a las 13.00 en el horario de Ciudad de México. Elementos de la Guardia Nacional, un cuerpo creado por la Administración de López Obrador, acudieron ante la Fiscalía a presentar un informe sobre la orden de cateo de un domicilio que registrarían en Culiacán, la casa de Ovidio Guzmán. A esa misma hora comenzaron los trabajos de operación en la ciudad y la vigilancia de la residencia. El operativo fue planeado por el Grupo de Análisis e Información del Narcotráfico (GAIN), quien ha sido responsable de la detención de 663 miembros de la delincuencia organizada desde su creación a mediados de los años 90. 46 criminales han sido capturados por este grupo desde diciembre de 2018, el inicio de la Administración López Obrador.

A las 15.00, una hora menos en la capital de Culiacán, Ovidio Guzmán arribó a su casa ubicada en la calle José Muro Pico, del fraccionamiento Tres Ríos, una de las zonas más exclusivas de la ciudad. Allí, este heredero de El Chapo estaba acompañado solo por su familia. La residencia, de altas paredes blancas, fue rodeada 30 minutos más tarde por soldados provenientes del campo militar 9-A de Culiacán especializados en asalto, reforzados por elementos de la policía federal.

Pocos minutos después, a las 14.50 (15.50 en México), las fuerzas armadas comienzan a reportar agresiones de armas de fuego. El cartel había comenzado a desplegar su fuerza por todo el Estado para frenar la captura de Ovidio. Sus hermanos mayores, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, fueron los operadores de la defensa táctica del criminal. Los soldados, repartidos en un grupo táctico apoyado por cuatro equipos que iban a reforzar el círculo de seguridad, comenzaron a enfrentarse con el poderoso fuego del cartel. «La seguridad externa no se logró», ha dicho Sandoval esta mañana.

El momento determinante llegaría a las 15.15 horas de Culiacán (16.15 en México). Ovidio Guzmán, el hombre que es buscado para ser extraditado a Estados Unidos, sale al estacionamiento de su casa. La puerta se abre y sale una señora a pedir a los soldados que no disparen, que hay niños dentro. “No se preocupe, señora, no somos delincuentes”, responde un militar. En el instante, dos hombres más abandonan la casa. Son arrodillados y cacheados por militares en busca de armas.

-“Ya dile a tu gente que pare todo”, dice un hombre con el rostro cubierto a Guzmán López. Un integrante del grupo táctico le da un móvil al narcotraficante. Son las 15.17 de la tarde en Culiacán.

-“Ya paren todo, oiga. Ya paren todo. Ya me entregué. Ya paren todo, por favor. Ya tranquilos, ya ni modo… Ya no quiero que haya desmadres”, dice Ovidio en el teléfono. El general Sandoval asegura que al otro lado de la línea se encontraba Iván Archivaldo Guzmán Salazar, quien se negó a callar las armas.

Las imágenes de esa breve negociación se filtraron a los medios de comunicación el mismo 17 de octubre. Ese momento se convertiría en el punto de inflexión de una tarde infernal. A pesar del llamado de Ovidio a su hermano, las agresiones no disminuyeron. Todo lo contrario. La presión sobre los elementos incrementó. “No va a cesar”, fue la respuesta de Iván Archivaldo según el secretario de la Defensa. Minutos después, comenzarían a registrarse en las calles los primeros heridos del bando militar. Sandoval mostró el video de un soldado de tropa tendido sobre una camioneta, quien perdió la pierna izquierda por el impacto de una bala calibre 0.50 disparada por una ametralladora Barrett de alto poder. El encargado de Defensa informa al presidente López Obrador del tenso operativo en Culiacán. Son las 15.45 en Sinaloa.

El asedio al operativo se hizo por varios frentes durante más de cinco horas. Desde las 14.50 hasta las 20.00. En muchas ocasiones, el número de hombres armados superó a las autoridades. Los equipos C y D, por ejemplo, encargados del refuerzo perimetral de la operación y de apoyar la retaguardia de los elementos de la Guardia Nacional, con 55 soldados, se enfrentó minutos después de las tres de la tarde en el cruce de las calles Universitarios Oriente y el bulevar Sánchez Alonso con 40 sicarios repartidos en 8 vehículos, dos de ellos blindados.

A las 15.47 ( de Culiacán) los soldados comienzan a verse rodeados por sicarios del cartel en “actitud hostil”. Tres minutos después, se informa que las bases militares de operaciones en las localidades de Costa Rica y El Fuerte, a las afueras de Culiacán, están siendo rodeados por civiles armados del cartel.

Fueron varias horas de batalla infernal hasta que las autoridades, en el centro de México, decidieron batirse en retirada. Eran las 18.49 de la tarde. Aún así, el desconcierto y el caos seguirían reinando las calles de Culiacán y varias regiones de Sinaloa por muchas horas después. El resultado de cuatro horas de tiroteo fueron 8 muertos (un civil, un agente de la Guardia Nacional, un prisionero fugado del penal de Aguaruto y cinco sicarios) y 19 heridos.

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