Editorial, Internacional

«La Izquierda Argentina, Incapaz de Aceptar su Fracaso, Se Refugia Tras la Falsa Máscara de la Justicia Social»

En el actual escenario político de Argentina, las protestas han emergido como un eco ensordecedor de la disidencia, revelando una fractura profunda entre la izquierda peronista y kichnerista y el nuevo liderazgo encabezado por Javier Milei. A tan solo dos meses de la asunción del gobierno de Milei, las calles se han convertido en el campo de batalla ideológico, protagonizado por fervientes seguidores del kichnerismo. No obstante, es crucial analizar más allá de las manifestaciones superficiales y adentrarnos en las raíces del descontento y las motivaciones detrás de estas acciones.

Desde la derrota en las elecciones pasadas, Cristina Fernández de Kirchner, la emperatriz política argentina, ha orquestado un movimiento de resistencia desde su nueva trinchera, utilizando plataformas como TikTok para proclamar su compromiso inquebrantable con la lucha. Este hecho por sí mismo arroja luz sobre la resistencia feroz de la izquierda kichnerista ante la pérdida del poder. La pregunta que resuena es: ¿realmente están defendiendo los intereses del pueblo o están luchando por preservar su propia relevancia política?

Las Confederaciones Generales del Trabajo (CGT), bajo la dirección de Pablo Moyano, exfuncionario del kichnerismo, han emergido como una fuerza opositora implacable, manifestando su desacuerdo con el gobierno de Milei en todos los aspectos posibles. Esta obstinada oposición sugiere una resistencia automática, independientemente de la propuesta gubernamental. ¿Pero cuál es la base de esta resistencia? ¿Es genuinamente en defensa de los trabajadores y los más vulnerables, como proclaman?

Moyano, el secretario general de la CGT, afirma que están allí para defender a los trabajadores, los más pobres y los jubilados. Sin embargo, olvida convenientemente los resultados del gobierno anterior de Alberto Fernández, el cual, al salir del poder, dejó un país sumido en la pobreza y la incertidumbre económica. Las palabras huecas de Moyano chocan con la realidad palpable que los argentinos experimentaron bajo el gobierno kichnerista, donde la pobreza superó el 50%, la hiperinflación se instaló y más del 40% de la población cayó en la indigencia.

Este escenario desolador se asemeja a la imagen de una mujer golpeada que, a pesar de ser maltratada, regresa al abusador con la esperanza de un cambio que nunca llega. La analogía ilustra la relación tóxica entre la izquierda kichnerista y el pueblo argentino, quienes, a pesar de los estragos económicos y sociales, parecen ser atrapados en un ciclo de dependencia política.

Esta situación también sirve como un llamado de atención a los países latinoamericanos, instándolos a reflexionar sobre los resultados tangibles de los gobiernos de izquierda. La retórica de justicia social, lucha por las minorías y la igualdad, que alguna vez resonó como ideales nobles, ha sido desplazada por la realidad del enriquecimiento de las élites de izquierda a expensas del empobrecimiento de la población.

La evidencia empírica demuestra que los gobiernos de izquierda, bajo la máscara de la justicia social, han llevado a las naciones a la ruina económica y la desigualdad. La experiencia cubana, que se idealiza desde la distancia, se traduce en largas filas para obtener escasas raciones alimenticias, evidenciando que el modelo defendido por algunos no es la panacea que promete ser.

Es imperativo destacar la necesidad de sentido común y lógica básica al evaluar la eficacia de un sistema político. Si un modelo no funciona, ¿por qué persistir en su defensa ciega? La historia reciente de América Latina, incluida la experiencia en Argentina, debería servir como una lección sobre los peligros de aferrarse a ideologías fracasadas.

Este editorial busca poner de manifiesto la irracionalidad de los políticos, la hipocresía de la élite política y el evidente fracaso de la izquierda progresista latinoamericana. Sin embargo, no podemos pasar por alto la responsabilidad de las masas que respaldan estas ideologías. La metáfora del insecto chocando repetidamente contra una ventana refleja la persistencia en acciones autodestructivas sin aprender de las consecuencias.

En el caso argentino, la izquierda kichnerista parece olvidar su propio legado de desgracia, oponiéndose tenazmente a aquellos que buscan soluciones reales y no meras ficciones de planes sociales disfrazados de ayuda. La esperanza recae en los argentinos con visión, memoria histórica y deseos de superación, para que se comprometan a levantar el país de las cenizas en las que lo sumió la izquierda.

En última instancia, se espera que más argentinos y latinoamericanos en general abracen la razón, la lógica y el coraje de luchar por las ideas de la libertad, la vida y la propiedad. Que la historia sea un recordatorio de las consecuencias de seguir ciegamente ideologías fallidas y que el deseo de un futuro próspero y libre guíe las decisiones políticas y sociales.

AUTOR

Jeremías Quintanilla

Periodista Diario Ya CR.

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