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La democracia puesta a prueba en elecciones de Panamá

Panamá, 5 may (Prensa Latina) La razón y la emoción se disputan hoy espacios en las urnas en Panamá, y de la mano cumplen al pie de la letra un manual sobre democracia, que con asombroso mimetismo se entronizó en el alma de la sociedad.

 

Alguna prensa local amaneció así  la fiesta democrática! Panamá lista para elegir su nuevo gobierno’, fue el cintillo del diario La Estrella; Todos a las urnas!’, llamó su colega La Prensa; ‘Todo listo para la fiesta electoral’, tituló el periódico El Siglo y ‘Hacia dónde vamos en las nuevas elecciones’, fue la reflexión de Bayano Digital.

La afirmación sine qua non es: elecciones y pluripartidismo, sinónimo de democracia. Pero otra opinión tiene el nonagenario político Rubén Souza cuando escribió que ‘el proceso electoral que se desarrolla en Panamá está caracterizado por seguir el rumbo del empirismo’.

Según su criterio, predomina el análisis de la experiencia sensual, inmediata, con omisión de los antecedentes, experiencias históricas y sus consecuencias actuales, mientras se percibe la dominación de los gerentes, con omisión, en general, de los intereses y opiniones de las fuerzas productivas.

‘Estas omisiones en el actual proceso electoral, conduce a soluciones subjetivas, reformistas, superficiales y a propuestas demagógicas y defraudantes’, aseveró y sentenció que, si fueran estas las consecuencias de las elecciones, ‘sus resultados serán un fraude’.

Con argumentos, emociones y toma de partido a favor de alguna tendencia en pugna por los cargos públicos, decenas de análisis sobre el proceso electoral comparten señalamientos críticos, aunque los menos llegan a la profundidad y buscan en historia intencionalmente olvidada, los orígenes de un modelo agotado.

‘La campaña electoral en curso en Panamá, debe ser contemplada a partir del hecho que inaugura la circunstancia en que tiene lugar: el golpe de estado ejecutado por las fuerzas armadas de los Estados Unidos el 20 de diciembre de 1989’, escribió el intelectual istmeño Guillermo Castro.

En su visión, la acción armada culminó el proceso de restauración oligárquica iniciado en 1981, tras la muerte del general Omar Torrijos, cuyos sucesores en mandos militares desconocieron acuerdos anteriores con grupos conservadores y empresariales sobre el dominio del canal interoceánico, cuando pasara a manos panameñas.

El golpe de estado -afirmó- ‘resolvió esa disputa a favor de la oligarquía conservadora, inaugurando una rápida acumulación de cambios económicos y bloqueando al mismo tiempo la posibilidad de que condujeran a verdaderas transformaciones políticas y sociales’.

Por ello, en la agenda electoral no hay confrontación ideológica, con la excepción de los candidatos del Frente Amplio por la Democracia (FAD), porque los demás comparten la misma ideología neoliberal, denunciada reiteradamente por Saúl Méndez, aspirante presidencial del FAD.

‘El llamado criterio empresarial se ha impuesto: el país es abordado mediante la metáfora de una empresa, y la elección ha sido reducida a la selección del mejor gerente general posible’, opinó Castro.

En las similitudes de las fuerzas políticas en pugna por los cargos, coincide en analista Cecilio Simon, de Bayano Digital, quien consideró que el bloque de poder económico de los sectores agropecuario, comercial y financiero, expresan sus contradicciones no antagónicas en el escenario electoral.

A diferencia de sufragios anteriores, el articulista señaló que el capital financiero, cuya influencia ha prevalecido, no dispone de un aspirante presidencial propio postulado por los partidos tradicionales, y por ello recurrió a candidaturas afines, para tener opciones de poder dentro de la oferta política y electoral.

Aunque, las élites financieras dejaron un tanto a un lado a su mejor opción ‘independiente’ y desplazaron su apoyo de Ricardo Lombana hacia el candidato por Cambio Democrático Rómulo Roux, para intentar contrarrestar el empuje de Laurentino Cortizo, del Partido Revolucionario Democrático, al que las encuestas le otorgan la victoria.

La suerte está echada. Y en el escenario de esta jornada electoral, los pronósticos más reales apuntan a que la ‘partidocracia’ se impondrá sobre los candidatos de libre postulación, determinado por la capacidad de organización y movilización del voto de la maquinaria de los partidos políticos tradicionales.

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