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Jefe del Comando Sur se va mientras sube tensión en el Caribe

Menos de un año después de asumir el cargo, el almirante Alvin Holsey anunció su renuncia como jefe del Comando Sur de Estados Unidos, algo que ocurre en medio hoy de la escalada de ataques del Pentágono a embarcaciones en el Caribe.

En un comunicado, el comandante militar que supervisa la escalada de ataques del Pentágono contra barcos en aguas del Caribe que, según el gobierno de Donald Trump, trafican con drogas, dijo que dimitiría y tras 37 años de carrera se acogerá a la jubilación.

Holsey es quien supervisa todas las operaciones en Centro y Sudamérica, incluso cuando el Departamento de Defensa (Departamento de Guerra) ha incrementado muy rápido sus efectivos en la región bajo el pretexto de la lucha antidroga y antiterrorista.

De momento no quedó claro la razón por la cual el alto oficial decidió marcharse de manera repentida, cuando su mandato dura al menos tres años, pero algunas fuentes señalaron que Holsey había expresado su preocupación por la misión y los ataques a las presuntas embarcaciones asociadas al narcotráfico.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, no hizo referencia a disputa alguna. “En nombre del Departamento de Guerra expresamos nuestra más profunda gratitud al almirante Alvin Holsey por sus más de 37 años de distinguido servicio a nuestra nación, ya que tiene previsto jubilarse a finales de año”, apuntó.

Holsey tampoco hizo alusión pública a diferencias y en una declaración pidió: “¡Sigan adelante!”, reseñó el diario The New York Times.

Pero -a tono con el artículo del periódico- otros funcionarios del Pentágono y del Capitolio dijeron que los elogios ocultaban verdaderas tensiones políticas en relación con Venezuela que el almirante y su jefe civil trataban de disimular.

Jack Reed, senador por Rhode Island, principal demócrata en el Comité de Servicios Armados del Senado, cuestionó la inminente partida de Holsey.

“En un momento en que las fuerzas estadounidenses se están concentrando en el Caribe y las tensiones con Venezuela están en un punto de ebullición, la partida de nuestro principal comandante militar en la región envía una señal alarmante de inestabilidad en la cadena de mando”, afirmó.

Desde principios de septiembre, las fuerzas de Operaciones Especiales estadounidenses atacaron al menos cinco lanchas frente a las costas de Venezuela, matando 27 personas. La Casa Blanca alega que eran narcoterroristas, pese a no presentar una prueba que respalde esa acusación. Un sexto ataque aéreo se reportó la víspera, aunque dicen que los ocupantes del barco sobrevivieron.

La Asociación Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) y el Centro de Derechos Constitucionales (CCR) presentaron la víspera una solicitud amparada en la Ley de Libertad de Información para pedir la orientación de la Oficina de Asesoría Legal y otros documentos relacionados con esos ataques.

“Toda la evidencia disponible sugiere que los ataques letales del presidente Trump en el Caribe constituyen, simple y llanamente, asesinato”, afirmó Jeffrey Stein, abogado del Proyecto de Seguridad Nacional de la ACLU.

“El público merece saber cómo nuestro gobierno justifica estos ataques como legales y, dado lo que está en juego, es imperativo el escrutinio público inmediato de sus teorías aparentemente radicales”. A mediados de agosto Estados Unidos empezó su despliegue de importantes activos militares en el mar Caribe. Las fuerzas emplazadas en la zona incluyen ocho buques de guerra, más de cuatro mil militares, entre ellos una unidad de infantería de Marina, y 10 cazas F-35.

Fuente. Prensa Lati9na

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