El presidente de Colombia, Gustavo Petro, arremetió este lunes contra la decisión de Estados Unidos de retirar al país la certificación en la lucha contra el narcotráfico, asegurando que se trata de una medida “política” y que su Gobierno no aceptará presiones de Washington.
“Nos descertifican después de que somos los que más incautamos cocaína en la historia, los que hemos desmantelado miles de laboratorios. Y eso es político”, afirmó durante un consejo de ministros transmitido por televisión.
El mandatario enfatizó que Colombia no dependerá del armamento estadounidense ni de su ayuda financiera. “Nosotros no vamos a estar bajo chantaje. (…) Si un país no es capaz de sostener sus Fuerzas Armadas, no es soberano, y Colombia es soberana”, recalcó.
Petro atribuyó el incremento de los cultivos ilícitos al gobierno de su antecesor, Iván Duque, y aseguró que bajo su administración estos se han mantenido estables. Sin embargo, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito ha registrado aumentos cercanos al 10 % en los informes de 2022 y 2023.
La descertificación, vigente desde 1986, es una evaluación anual que realiza Washington a países productores de drogas. Junto con Colombia, este año fueron incluidos Afganistán, Bolivia, Myanmar y Venezuela. Petro subrayó que la medida “no implica sanciones inmediatas”, aunque reconoció que su impacto deberá evaluarse en los próximos meses.
El presidente también criticó las estrategias impuestas desde EE.UU., como la erradicación forzada con glifosato, y señaló que la clave para reducir los cultivos no está en la fumigación, sino en disminuir la demanda en Estados Unidos y Europa.
Además, adelantó que las Fuerzas Militares colombianas dejarán de depender de la cooperación armamentista estadounidense. “No más limosnas ni regalos. Al Ejército le va mejor si compra sus armas o las produce con nuestros recursos, porque de lo contrario no será un Ejército de soberanía nacional”, afirmó.
La última descertificación de Colombia ocurrió en 1997, durante el gobierno de Ernesto Samper. Desde entonces, Bogotá había sido considerada el principal aliado estratégico de Washington en la región en temas de seguridad y defensa.
La medida llega en un momento de fricciones entre Petro y el presidente estadounidense, Donald Trump. El mandatario colombiano incluso cuestionó la presencia militar norteamericana en el Caribe: “Dejen de matar a gente latinoamericana en el mar Latinoamericano y hablamos. (…) Yo no estoy aquí para pelear con los gringos, sino para que nos respeten”.
Las reacciones internas no se hicieron esperar. El expresidente Iván Duque responsabilizó a Petro del deterioro en la relación bilateral, mientras que Ernesto Samper restó dramatismo a la decisión: “No es el fin del mundo; más bien es una oportunidad para mostrar los costos que Colombia ha asumido en un problema que no es solo nuestro”.