El exfiscal general Jorge Chavarría rompió el silencio sobre el proceso de extradición que enfrenta su exmagistrado Celso Gamboa, señalado por autoridades de EE. UU. como un facilitador del narcotráfico a nivel internacional. La DEA lo vincula con cárteles como el de Sinaloa, el Cártel del Golfo y el Clan del Golfo colombiano.
Chavarría, quien nombró a Gamboa como su segundo en la Fiscalía y afirmó considerarlo como un hijo, culpó a las redes criminales internacionales de infiltrarse en instituciones públicas mediante sobornos y estrategias de impunidad. Aseguró que le sorprende la magnitud de las acusaciones, ya que solo conocía el rol de Gamboa como abogado defensor de narcotraficantes.
El exfiscal advirtió que Costa Rica pasó de ser un país de tránsito a convertirse en centro de distribución de droga global, lo que incrementa el riesgo de corrupción institucional. Según un informe de la ONU de 2021, el precio del kilo de cocaína en el país cayó de $7.800 a $680, reflejando el auge del narcotráfico.
Gamboa, quien fue ministro de Seguridad y magistrado, ya arrastraba un historial polémico desde su implicación en el caso “Cementazo”, uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia reciente del país. Coincidencias con el empresario Juan Carlos Bolaños en un viaje a Panamá y el uso de una misma tarjeta de crédito para ambos pasajes desencadenaron su suspensión y posterior destitución en 2018.
Tanto Gamboa como Chavarría enfrentaron investigaciones disciplinarias y denuncias penales por su relación cercana y supuestas decisiones indebidas en casos de alto perfil. Chavarría, único fiscal general suspendido en funciones, fue criticado por desestimar expedientes polémicos y por no inhibirse en procesos que involucraban a Gamboa.
El caso pone de relieve la creciente infiltración del crimen organizado en las instituciones del Estado costarricense y la necesidad urgente de reforzar los controles internos.
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