La transformación del narcotráfico en América Latina ha alcanzado niveles sin precedentes, con redes criminales extendiendo sus tentáculos hacia países como Ecuador y Costa Rica, tradicionalmente menos afectados por la violencia asociada al narcotráfico.
Según un reciente informe de Bloomberg Línea, la mutación de estos grupos —ahora más fragmentados, internacionalizados y violentos— plantea desafíos urgentes para la seguridad regional, en un contexto donde la presión de Estados Unidos, especialmente bajo un posible segundo mandato de Donald Trump, podría intensificarse.
Ecuador: De isla de paz a epicentro del caos
Hasta hace una década, Ecuador era considerado un refugio seguro en una región convulsa. Sin embargo, su ubicación estratégica —entre Colombia y Perú, los dos mayores productores de cocaína del mundo— y sus puertos clave como Guayaquil lo han convertido en un nodo crítico para el tráfico de drogas hacia Europa y EE.UU.
El informe de Bloomberg destaca que la infiltración de carteles mexicanos y colombianos, junto con el surgimiento de bandas locales como Los Choneros, ha desatado una ola de violencia sin precedentes.
En 2023, Ecuador registró una tasa de 40 homicidios por cada 100,000 habitantes, superando a países como México y Colombia. El emblemático caso del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en agosto de 2023 evidenció la audacia de estos grupos.
«Ecuador pasó de ser un corredor pacífico a un territorio en disputa», señala el análisis, citando a expertos que advierten sobre la colusión entre crimen organizado y sectores políticos y militares.
Costa Rica: La «Suiza centroamericana» bajo asedio
Costa Rica, históricamente reconocida por su estabilidad y ausencia de ejército, no escapa a esta tendencia. Bloomberg Línea subraya que el país se ha convertido en un centro de logística y lavado de dinero para carteles internacionales, aprovechando su sistema financiero y su ubicación como puente entre Suramérica y Norteamérica.
En los últimos cinco años, los decomisos de cocaína han aumentado un 200%, según datos de la Policía de Control de Drogas costarricense. Ciudades como Limón y Puntarenas son ahora escenario de ajustes de cuentas entre bandas, con un incremento del 145% en homicidios relacionados con el narcotráfico entre 2020 y 2023.
«Ya no somos solo una ruta de tránsito; somos un blanco», declaró a Bloomberg un alto funcionario anónimo del Ministerio de Seguridad. El reporte también apunta a la corrupción judicial y la falta de recursos como factores que facilitan la impunidad.
La sombra de Trump y el desafío regional
El artículo aborda otro tema crucial: la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca y su impacto en la política antidrogas. Durante su primer mandato, Trump presionó a gobiernos latinoamericanos con amenazas de sanciones y el despliegue de fuerzas militares.
«Si Trump regresa, veremos una estrategia más agresiva, con posibles designaciones de Estados fallidos para presionar a países como Ecuador o México», advierte un analista citado por Bloomberg. Esto podría complicar aún más la cooperación internacional, en momentos donde la fragmentación de los carteles —con grupos como el Clan del Golfo o el CJNG operando en múltiples países— exige respuestas coordinadas.
¿Hay soluciones?
El informe plantea que las estrategias tradicionales —como la erradicación forzosa de cultivos o la extradición de capos— son insuficientes. Expertos proponen:
- Fortalecer instituciones locales para reducir la corrupción.
- Atacar el lavado de activos, clave para la expansión criminal.
- Enfoques comunitarios para prevenir reclutamiento de jóvenes.
Mientras tanto, la violencia sigue escalando. Como resume Bloomberg: «El narcotráfico ya no es un mal local; es una red transnacional que redefine la geopolítica del crimen».
Para leer el informe completo de Bloomberg Línea:
Fuente. elpaiscr y agencias