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Con la concentración las Fuerzas Armadas de EE.UU. en el Caribe ¿Se está preparando para llevar a cabo una operación militar en territorio venezolano?

Durante los últimos meses, el incremento sostenido de la presencia de las Fuerzas Armadas de EE.UU. en el Caribe ha despertado interrogantes sobre una posible operación de mayor envergadura en el área de influencia venezolana. Los movimientos registrados entre septiembre y noviembre muestran un despliegue coordinado de unidades aéreas, navales y anfibias del Comando Sur de EE.UU. (USSOUTHCOM), oficialmente enmarcadas dentro de la campaña contra las Organizaciones Criminales Transnacionales (TCOs), pero con un creciente foco estratégico en la región cercana a Venezuela.

Incremento de fuerzas y medios en el Caribe

En septiembre, marines pertenecientes al Batallón de Aterrizaje del 3er Batallón (BLT36), integrado en la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines (Special Operations Capable), realizaron ejercicios con cañones M242 Bushmaster de 25 mm en el Campamento Santiago, Puerto Rico.

De forma paralela, el gobierno de Estados Unidos ordenó el despliegue de diez cazas furtivos F-35 en Puerto Rico, como parte de sus operaciones antinarcóticos en el sur del Caribe. Las aeronaves, de quinta generación, se destinaron a una base aérea no divulgada oficialmente, con la misión de apoyar operaciones contra organizaciones criminales designadas como “narco-terroristas”.

Este refuerzo se suma a una presencia militar que ya incluía más de 4.500 efectivos desplegados, al menos ocho buques de guerra, un submarino de ataque de propulsión nuclear y unidades de marines estacionadas en el sur de la isla y en áreas próximas a Venezuela.

Desde mediados de agosto, la agrupación anfibia encabezada por el USS Iwo Jima (LHD-7), junto a los buques USS San Antonio (LPD-17) y USS Fort Lauderdale (LPD-28), opera en la zona. A ellos se añaden los destructores USS Gravely (DDG-107), USS Jason Dunham (DDG-109) y USS Sampson (DDG-102), además del buque de combate litoral USS Minneapolis-St. Paul (LCS-21). También se confirmó el despliegue del crucero de misiles guiados USS Lake Erie (CG-70), equipado con el sistema de combate AEGIS, y del submarino nuclear de ataque USS Newport News (SSN-750).

En simultáneo, fuentes oficiales confirmaron la llegada de drones armados MQ-9 Reaper a Puerto Rico, destinados a reforzar misiones de vigilancia y ataque contra organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico. Imágenes difundidas mostraron a una de estas aeronaves operando desde el Aeropuerto Internacional Rafael Hernández de Aguadilla, en el noroeste de la isla. Los drones, armados con misiles AGM-114 Hellfire, pueden ejecutar misiones de reconocimiento y ataques de precisión contra objetivos móviles, como embarcaciones rápidas utilizadas en el tráfico ilícito.

Vuelos estratégicos y disuasión de largo alcance

Durante octubre, la actividad aérea se intensificó con la detección de vuelos de bombarderos estratégicos B-52 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en el Caribe. Según fuentes de inteligencia abierta (OSINT), al menos dos B-52 sobrevolaron el Golfo de México y el Canal de Yucatán, manteniéndose visibles al norte de las costas venezolanas durante más de una hora.

Los bombarderos se aproximaron a las islas de Gran Roque y La Orchila, donde Venezuela mantiene instalaciones militares a unos 160 kilómetros de Caracas. Aunque no hubo declaraciones oficiales, analistas interpretaron el vuelo como una demostración de las capacidades de proyección del Comando Sur en el área. Fuentes militares estadounidenses señalaron que se trató de una misión de entrenamiento en operaciones de disuasión a largo alcance, con base en la Barksdale Air Force Base, en Luisiana.

Poco después, se registró otro vuelo inusual: bombarderos B-1B Lancer despegaron desde Florida acompañados por tres aviones cisterna KC-135 Stratotanker, en una operación que los llevó a sobrevolar el Atlántico occidental y el espacio aéreo de las Bahamas con rumbo sur. Los indicativos de vuelo —“BAT-21” y “BAT-22”— fueron detectados por observadores OSINT.

Aunque ni el Comando de Ataque Global de la Fuerza Aérea (AFGSC) ni el USSOUTHCOM confirmaron la misión, se presume que formó parte de los ejercicios globales de la Fuerza de Tareas de Bombarderos (BTF), diseñados para demostrar la capacidad de operar desde y hacia múltiples teatros de operaciones. El patrón de vuelo observado sugiere una aproximación a zonas cercanas al espacio aéreo venezolano.

llegada del portaaviones USS Gerald R. Ford

En noviembre, el portaaviones de propulsión nuclear USS Gerald R. Ford (CVN-78) cruzó el Estrecho de Gibraltar rumbo al Atlántico con destino al Comando Sur de Estados Unidos, para unirse al despliegue naval en el Caribe. Según observadores navales y una fuente del Departamento de Defensa, el grupo de ataque del Ford se integrará en las operaciones contra las Organizaciones Criminales Transnacionales (TCOs) en América Central y del Sur.

El portavoz del Departamento de Defensa, Sean Parnell, señaló el 24 de octubre en la red social X: “La presencia reforzada de fuerzas estadounidenses en el área de responsabilidad del USSOUTHCOM fortalecerá la capacidad de EE.UU. para detectar, monitorear y desarticular a los actores y actividades ilícitas que comprometen la seguridad y la prosperidad del territorio nacional, así como la estabilidad en el Hemisferio Occidental. Estas fuerzas mejorarán y ampliarán las capacidades existentes para interrumpir el tráfico de estupefacientes y degradar y desmantelar las TCO.”

Conclusión

El conjunto de maniobras, despliegues y redespliegues ejecutados por EE.UU. entre septiembre y noviembre configura un escenario de intensificación militar sin precedentes recientes en el Caribe. Si bien todas las acciones han sido oficialmente justificadas como parte de operaciones de seguridad y lucha contra el narcotráfico, el nivel de medios involucrados —incluyendo bombarderos estratégicos, cazas furtivos y un portaaviones nuclear— refuerza la percepción de que Washington busca proyectar disuasión y control en un área geoestratégica clave.

Especialmente, si la retórica de EE.UU. es luchar y erradicar el narco-terrorismo en la región, sumado a que ya ha catalogado a Nicolás Maduro como líder de la oraganización criminal el Cártel de los Soles, todo refuerza la idea de que esta demostración de superioridad militar está destinada, no solo a eliminar las lanchas con cocaína que navegan por el Caribe, sino a generar presión sobre el gobierno venezolano.

*Imágenes a modo iluestrativas.

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Fuente. REvista Zona Militar y Redaccion

Redactor y Traductor en Zona Militar

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