Opinión, Internacional

Quien alaba la guerra nunca le ha visto la cara

El tema de moda es el conflicto entre Irán e Israel, ahora intensificado con la intervención de los Estados Unidos. La verdad los pronósticos no son los más optimistas, ya que la espiral de la violencia siempre es una probabilidad real que ha sido constatada a lo largo de la historia de la humanidad; lo anterior significa que la escalada del conflicto es una posibilidad que dependerá del gobierno iraní y, especialmente, del apoyo que pueda recibir de sus aliados.

Hablar de este tema resulta reiterativo. En la sección de opinión de este diario digital hemos visto varios artículos de opinión desde diferentes perspectivas, razón por la cual no viene al caso reiterar lo que ya se ha dicho; sin embargo, lo que sí es relevante es que estamos viviendo una coyuntura dentro de un proceso histórico que no es nuevo para la humanidad, es decir, ya hemos transitado por este tipo de hechos.

Las guerras benefician a un grupo económico específico y cada cierto tiempo esos intereses requieren ser satisfechos. Se trata de gente cuya cara nunca o casi nunca es visible, pero que ejercen una influencia importante en los gobiernos de todo el mundo, especialmente, en aquellos que ejercen el poder con mano dura como usualmente dicen; lo anterior se ve reflejado en el incremento del gasto militar que en 2024 fue de 9,4 % en relación con el realizado en 2023, estamos hablando de 2.718 billones de dólares, que en una buena cantidad termina en las cuentas de los fabricantes de armas.

En el otro extremo encontramos a los que sufren con la guerra. Usualmente son los menos favorecidos a los que toca recibir los efectos de los ataques y las consecuencias directas que los conflictos armados tiene en la población, a saber: destrucción de viviendas, escasez de productos y sometimiento a condiciones degradantes de todo tipo para las personas. Como decía Erasmo de Rotterdam, quien alaba la guerra es porque nunca la ha visto la cara.

La historia nos dice que debemos tocar fondo para que exista la posibilidad de generar una sociedad mejor. El antecedente más inmediato que tenemos es el de la Segunda Guerra Mundial, ya que después de la barbarie apareció el Estado de Bienestar Europeo y que se extendió a otros países, de ese modelo han salido los mejores índices de desarrollo humano de las diferentes sociedades en que se logró implementar.

El tiempo para tocar fondo es una gran incertidumbre. En el siglo pasado, a estas alturas, ya se había dado la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la pandemia de la Gripe Española (1918-1920) y se estaba a las puertas de lo que iba a ser una de las principales la crisis económicas de la historia de la humanidad; en este siglo venimos teniendo una guerra contra el terrorismo desde el 2001, hemos tenido la crisis económica del 2008 y la pandemia del Covid-19, pareciera que ya toca una de esas guerras en que la humanidad toca fondo una vez más.

Eso sí, esperemos que la Cuarta Guerra Mundial no sea con palos y piedras como pronosticó Albert Einstein.

(*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

columna poliédrica.blogspot

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