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Oigamos los retumbos de la crisis argentina

De cal y de arena

La crisis de la economía argentina coloca a ese gran país al borde del colapso. La economía de Costa Rica tiene otras connotaciones críticas, graves también, con causas que si no se corrigen desde sus raíces, nos llevarán por la misma ruta argentina.

La deuda pública argentina sobrepasaba los US$350.000 millones, cerca del 70% del PIB en agosto pasado, según el Banco Central (el gobierno de Macri la acreció un 35%). La tasa de crecimiento de la inflación argentina alcanzó ya el 40% (City Group pronostica que para fines de año  alcanzará el 50%). La devaluación del peso  es del 50%. El desempleo excede el 10%, con una pérdida de 110.000 puestos de trabajo en estos meses de explosión de la crisis, con una  pobreza más allá del 30% (hay dos millones en pobreza extrema).

La salida de capitales no cesa, impulsada por factores de desestabilización interna al lado del comportamiento de las tasas de interés en el mercado internacional. El Banco Central ha tenido que apelar a medidas extremas para contener la devaluación del peso: la semana pasada ha  pagado hasta  el 73.3%  de interés –increíble!– para que los bancos no destinen su dinero al dólar y apuesten por el peso. A cambio les ha entregado letras de liquidez –Leliq- (son nuestras letras del tesoro), con la particularidad de vencerse a una semana y son renovables. El objetivo es absorber pesos y así achicar la base monetaria. Esto significó, léase bien, drenar US$11.153 millones en pocos días de la semana pasada, con efectos sorpresivos: la tasa de interés de los Leliq pasó de 67.7% a 73.3% en cuestión de cinco días.

El plan va atado a la ayuda del Fondo Monetario Internacional, ya de US$51.700 millones, y cuyo éxito estaría determinado porque se estabilice el dólar y bajen las tasas. Pero “si se estabiliza el dólar y las tasas no bajan, el patrimonio del Banco Central se derrumba”, advierte el economista Fausto Spotorno en un amplio reportaje sobre este tema del diario español EL PAIS. “Por eso, el programa tiene que funcionar con rapidez”. ¿Y si no…  y si el Central pierde capacidad de resistencia para sostener la política de altas tasas que cuesta US$23 millones por día en concepto de intereses pagados a los bancos?. Es la cuestión que sucede a las observaciones del reportaje.

Las cifras en el escenario argentino son realmente alucinantes.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, cree también en la gravedad de la crisis argentina. Pero discrepa en algunos extremos con la política que está siguiendo el gobierno de Macri, que juzga estériles a los efectos de dinamizar la economía; cree que van más bien a ralentizarla y que por el lado de la sequía que procura, van a imponer costos demasiado grandes al aparato económico y social. Stiglitz ve inevitable una reestructuración de la deuda y no descarta que Argentina vaya a caer en el “quite” de la atención de sus pagos. Tampoco descarta que esta crisis contagie a otros mercados emergentes.

La crisis argentina –en esto coinciden los analistas- no es de ahora; no es fruto de errores de Macri, tampoco de la gestión del kirchnerismo. Pero sí es resultado de la acumulación de torpezas y  debilidades de varios gobiernos durante años  (como en nuestro patio), con una expansión del gasto y de la burocracia, con la multiplicación de los favorecimientos sociales a cargo del erario y con la renuencia a adaptarse a los cambios del entorno con el que el país se relaciona. Hoy el problema toma características explosivas y concuerdan los analistas en que su gravedad deriva de repulsar  la toma de medidas correctivas a debido tiempo.

Las finanzas públicas en nuestro país también están en crisis,  no tan extrema como la crisis argentina. Pero coincidentes en el entorno en que se plantean una y otra: la desconfianza de los ciudadanos, la debilidad institucional y el desgaste de los políticos, la aparición con poder descarrilador de fuerzas al margen de partidos y de grupos de presión habituales, la fragilidad de la composición del Poder Ejecutivo, la dispersión de las curules legislativas, son hechos que contrastan con los apoyos que sí podría conjuntar Macri.

Digamos entonces que no es que las dimensiones de la crisis en estos países corran parejo. Pero sí que es importante y necesario que nosotros pongamos atención a lo que ocurre en Argentina por las similitudes existentes y por el rumbo que suelen tomar estas cosas cuando se pospone la cirugía de fondo.

Quizás el conocimiento objetivo de lo que allá está ocurriendo abone la buena información de las personas que no pueden ver estos acontecimientos en  las redes internacionales de noticias. Es lamentable la pobre cobertura que nuestra prensa da a las noticias internacionales.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

Acerca de Hermez González

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