Opinión

Acostumbrarse a saber leer para no ser engañado

Nada mejor para causar daño que el pensamiento gris anónimo. El denominado “chisme gris”, tan usual en almas mezquinas: “es que me contaron…”, “dicen que…”, “he oído decir que…”, y un largo etcétera, ahora se utiliza en las redes sociales, donde leemos tanta mentira adornada con medias verdades, no es ninguna novedad, es algo más, es lo que llevaba hace veinte años la mayoría de los periódicos sensacionalistas de todo el mundo, por supuesto que Costa Rica tiene ese amarillismo espantoso.
Leía un excelente artículo de Carlos Cortés, él cuestiona el periodismo moderno, yo creo que el único culpable de esta debacle informativa, somos los “leedores”, no lectores, leedores, porque nos hemos llenado de información basura en internet, especialmente en las redes sociales y únicamente con dosis in crescendo podemos paliar el vicio de la deformación mental.
La moda son los famosos trolls de la teoría de la conspiración ante el fracaso de los ufólogos han tomado fuerza para dañar a “la gente buena fe”, mediante reportajes terribles, igualmente hemos visto una enorme caída de “los grupos defensores de…”, de lo que sea, lo importante es causar confusión entre los grandes grupos humanos que leen determinada cosa.
En el pueblo donde me crié, Naranjo, había dos señores famosos por pegar “notas anónimas” en las palmeras de noche, la mañana siguiente la honra de personas buenas estaba en la corriente del chisme, eso nunca iba a desmentirse, porque “el chisme gris” no puede desmentirse de ninguna manera.
Esos señores murieron al paso de los años, pero tuvieron excelentes seguidores, de hecho un hijo de uno de ellos le ganaría al padre porque ingresó en la época de la telefonía fija, una vez poco antes de su muerte, me dijo algo que me dejó pensando el cómo se maneja el mundo, había muerto su único hermano y me dijo sin mucho rodeo: lo que se hace se paga, yo lo he comprobado. No le dije nada porque sabía a qué se refería, había enviudado, luego murió su madre y después su hermano. Aunque yo sabía la fama de chismoso, nunca dejé de hablarle, me parecía que nada lo cambiaría y lo consideraba mentalmente enfermo, aún más un enfermo del alma.
Pues bien, ya el chisme ha encontrado excelente terreno en la internet, donde las publicaciones tendenciosas son repetidas ad nauseam por gente que sin saberlo, se comporta perversamente.
Leyendo ayer un interesante artículo-entrevista, que el Semanario Universidad hacía al doctor Juan Jaramillo, quizá el médico más intelectual que haya tenido Costa Rica, además de brillante cirujano y profesor, me gustó la excelente información que este señor maneja, producto de su honestidad intelectual. Lo subí a la red con la finalidad de quien quiera nutrirse, lo haga. Y esto porque dicho semanario es muy atinado con la información que maneja, ahí no hay espacio para el chisme, no, la idea es brindar información depurada para quien quiera leerla.
Un asunto que quisiera mencionar aquí, aunque no es el tema, es la mala costumbre de brillantes mentes de escribir artículos muy largos, que pierden el hilo y además cansan al lector.
Algunas veces el (la) que escribe maneja muy bien el tema, pero lo hace difícil para quien no esté empapado o al menos interesado en él. Pero bueno, eso es para otro artículo.
Regresando al artículo principal, las mentiras llevadas en forma de artículos o videos acicalados de información tergiversada, son el nuevo medio de confundir a las personas que los ven o leen de buena fe, pero incautamente los reproducen creyendo que han descubierto el agua tibia, sin ver que son utilizados por mentes perversas: “El número de tontos es infinito” (“Stultorum infinitus est numerus”).Ecc 1-25.
El periodismo nació en Londres durante el gran boom de la revolución industrial, la gente empezó a acostumbrarse a ir a los cafés para informarse del curso de la vida diaria, ahí nació la idea de crear tabloides que dijeran lo que la gente quería escuchar. Desde entonces ha habido brillantes periodistas en todo el mundo, pero por desgracia la liberalidad con que funcionan las redes sociales, no solo han dado al traste con el periodismo, además han incrementado la cantidad de mentiras que se publican, amenazando con crear “una cultura de la farsa”, que tanto daño hace a la democracia.
Nuestro deber es saber interpretar dónde está la verdad y dónde está la mentira, evitar basar nuestras conclusiones en ese tipo de mensajes. Hay muchos sitios serios, pero poder identificar uno u otro es difícil. Tenemos que utilizar la lógica (no la lógica del absurdo), la lógica simbólica, para informarse, leer los diarios y semanarios serios, que los hay y muchos.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico.

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